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Voces RSU | Ser mujer en el Perú es un riesgo

Las mujeres de mi país ya no podemos seguir callando, invisibilizando o pasando por agua tibia las cosas que nos suceden, solo por el hecho de ser mujeres.

Ser mujer en el Perú es un riesgo y hay que decirlo fuerte y claro. Es importante decir, también, que por diversas razones algunas mujeres estamos en una posición de mayor vulnerabilidad que otras. Ya sea por una cuestión de edad, orientación sexual, identidad de género, etnia, rango dentro del trabajo, tener alguna discapacidad o por nuestro nivel socioeconómico. La combinación de estos factores encarnados en nuestros cuerpos y vidas nos hace más susceptibles de ser blanco de la violencia de género.

Muchas mujeres valientes están escribiendo sus testimonios en un grupo cerrado de Facebook que se llama #NiUnaMenos. Las experiencias son desgarradoras y dan cuenta de violencia física, psicológica y sexual perpetrada por familiares, amigos, compañeros, parejas y extraños.

Este grupo fue creado a propósito de los fallos vergonzosos emitidos por miembros del Poder Judicial para los casos de Lady Guillén, Cindy Contreras y la larga lista de mujeres quienes presentan en sus cuerpos las pruebas suficientes para que sus agresores sean encarcelados y son ignoradas por la justicia. La impunidad es intolerable y por ello estamos indignadas.

En muchas ocasiones la indignación se estanca y queda inmóvil. Sin embargo, esta vez, a través de las redes sociales, se ha convertido en fuerza y la fuerza en palabras y acciones. Las indignadas no somos solo mujeres, hay varios hombres que no pueden creer la forma en que sus semejantes varones se vinculan con las mujeres. Otros han cuestionados sus propias prácticas y relaciones a la luz de estos testimonios.

¿Cómo podemos entender que un padre abuse sexualmente de su hija, que un hombre quiera violar a una lesbiana para “hacerla mujer”, que tu compañero de trabajo acose a tu amiga, que tu pareja te agreda física y psicológicamente, que un extraño te meta la mano o te hable de lo rica que estás en la calle? ¿Qué podría suceder dentro de estas manifestaciones de violencia? Parece que en ellas se concretiza la intención de dominar y controlar a las mujeres, a través del establecimiento de relaciones asimétricas de poder. Esto les permite a los agresores hacer de sus víctimas objetos de uso y de satisfacción de sus deseos más egoístas, los cuales no son solo sexuales, sino también de poder y superioridad. Lamentablemente, muchas veces, tanto hombres como mujeres reproducimos el discurso machista que legitima esta violencia a través de la construcción identidades masculinas y femeninas que naturalizan la agresión y la sexualidad irrefrenable de los hombres, así como la sumisión y la pasividad sexual en las mujeres.

Mucho hemos pasado por alto, porque nos enseñan a callar, que “Dios perdona el pecado pero no el escándalo”, que nunca es tan grave, que tal vez algo hayamos hecho para que eso pase. Ya no. ¡Ya basta! Hemos despertado colectivamente y nos hemos dado cuenta que contar lo que nos ha pasado y nos pasa es una forma potente de generar cambios. Por eso, creo que los medios de comunicación, líderes políticos, universidades, empresas y personas individuales, se han sumado a luchar activamente contra la violencia y el machismo.

Esto recién empieza. El 13 de agosto habrá una movilización importante, todas y todos estamos convocados. Este es el primer paso, no el último.

#NiUnaMenos #13A

 

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2 Comentarios
Juan Bustamante 30 de julio del 2016 , a las 12:19

Según este artículo, existe una marcada violencia contra la mujer, que más que una cuestión social, parece ser un onjetivo programado. Por lo menos, el artículo da a entender esto. Quisiera saber si la situación es tan alarmante como este texto presenta. Voy a someterlo a mi propia experiencia y análisis. Gracias.