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Voces RSU | Cuerpo Intervenido: Yo ya puse mi cuerpo, ¿el tuyo dónde está?

Sebastián Valdez
Estudiante de la Facultad de Artes Escénicas

Cuando llevé los talleres de danza y actuación pude a través del movimiento, la creación, la escucha y el estar presente, conectar con distintos tipos de sensibilidades que son difíciles de explorar en la vida cotidiana pero que ejercitan la humanidad. Este descubrimiento me hizo reafirmar el no querer renunciar a estos espacios de exploración por lo que asumí buscarlos constantemente, y fue así que postulé al Seminario de Cuerpo Intervenido.

El Seminario de este año tuvo el objetivo de pensar y discutir la violencia de género y la diversidad sexual, reconociendo así la agencia política y sensible del cuerpo. Aún recuerdo el inicio de la primera sesión, en donde nos sentamos en un círculo y nos presentamos. Había algunos rostros familiares, pues gran parte de los participantes estudian en mi facultad o están relacionados a ella, pero también algunos otros con los que jamás me había cruzado ya que este espacio es accesible para todos/as los/as estudiantes de la universidad. Tener la posibilidad de compartir un espacio de discusión y reflexión, donde se prioriza la creación sensible de conocimiento, con personas que tienen diferentes historias, intereses y saberes, era una gran oportunidad de aprendizaje aunque retadora.

Uno de los retos más importantes fue ganar la capacidad de escuchar y comprender al otro, dos cualidades que van de la mano y que claramente son difíciles de cultivar. Los temas propuestos en el Seminario —los cuales las personas acomodadas en sus pensamientos evitan cuestionar o, peor aún, condenan su reflexión— son dos ejes claves para romper el círculo de violencia en el cual nos vemos inmersos.

Cuando me propusieron escribir este texto acepté sin pensarlo mucho, pues esta es una de las formas que he encontrado para cuestionarme, ordenarme, resistir y luchar por un cambio. Sin embargo, me resulta un tanto confuso que un hombre lo escriba pues soy consciente de que los cuerpos de las mujeres son agredidos sistemáticamente, hasta poder decir que se le ha declarado una guerra a la feminidad. Sin embargo, como humano, reconozco en mí la presencia de energías arquetípicas masculinas pero también femeninas, ambas conviven en mi; una no excluye a la otra. Los límites no son tan claros cuando se aborda al ser humano. En ese sentido, también se me ha declarado la guerra a mí. A las mujeres las están cazando y ahora yo estoy junto a ellas.

Dentro del Seminario, la presencia de cuerpos femeninos fue mayor, pero también hubo un número importante de hombres que participaron. Me siento feliz y acompañado al saber que cada vez hay más hombres que se están uniendo a la lucha contra la violencia, pues creo que hacerlo supone pensar nuestra feminidad, punto muy sensible dentro del constructo de masculinidad que nos han enseñado. Participar en el Seminario de Cuerpo Intervenido me dio la posibilidad de seguir cuestionando el sistema hegemónico donde me veo inmerso, además de reconocerme como víctima y victimario.

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