Voces RSU | La memoria como ejercicio ciudadano para generaciones presentes y futuras

Fidel Tubino Arias Schreiber
Profesor principal del Departamento de Humanidades y Coordinador de la Red Internacional de Estudios Interculturales (RIDEI)

Marlon Rivas Tinoco
Egresado de la especialidad de Filosofía

En nuestro país, pese a su realidad multicultural, en donde conviven diversas lenguas y formas culturales en relaciones asimétricas, no existen experiencias de haber fomentado espacios interculturales positivos en la educación superior. Lamentablemente, el temor, el miedo y la desconfianza son sentimientos que afloran con suma frecuencia cuando se encuentran personas de procedencias socioculturales diferenciadas. Muestra de ello son las estigmatizaciones que, durante la etapa del Conflicto Armado Interno, se hicieron manifiestas. En gran medida, no se han incentivado procesos de reconciliación claros y que involucren la generación de formas de convivencia digna, más allá de los prejuicios que nos enfrentan.

En agosto, se desarrolló en la ciudad de Huamanga el V Foro Nacional de Estudiantes que reunió a la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, Universidad Católica de Santa María, Universidad Nacional de San Agustín, Universidad Nacional del Centro del Perú, Universidad Antonio Ruiz de Montoya y, en representación de la PUCP, el Voluntariado RIDEI. Tuvimos oportunidad de intercambiar experiencias y visiones del país que son en las que se basan nuestras formas de entender la Memoria, reconciliación: construcción de  ciudadanía desde la universidad. A través de la realización de mesas de diálogo, talleres de encuentro y una intervención en la calle buscamos sensibilizar a la ciudadanía en estos temas importantes para el país.

Siendo estudiantes nacidos, en su mayoría, en la década de 1990, nos preguntamos cuál era nuestra participación en el proceso de construir una memoria del Conflicto Armado Interno. Frente a un pasado de tradiciones, proyectos y tensiones consideramos que eran nuestras perspectivas presentes las que se debían involucrar para comprender cómo se dieron los acontecimientos del pasado considerando los actores sociales involucrados, y hallar coherencia a nuestras identidades presentes; en términos prácticos, nuestra participación en este debate nos remitió a autointerpretarnos en nuestro contexto social-universitario.

Tal parece que la reconciliación sería el proceso ideal para afrontar estos episodios de tragedia que no deberían volver a suceder, pero es relevante analizar la importancia de este concepto. Habría que preguntarse si anteriormente estuvimos conciliados entre personas, es decir, en una aparente paz entre iguales; o si más bien nuestra realidad, además de intercultural, ha sido históricamente desigual. Y sí, nos resulta extraño y ajeno asumirnos  como  parte de una  identidad nacional, pues pone en peligro nuestra identidad como personas únicas. En respuesta a ello, es decisivo que cada uno de nosotros construya una personalidad dialogante que nos permita comprometernos con aquel proceso de reconciliación  desde el reconocimiento de las injusticias pasadas y presentes que padecen  vastos sectores de la población.

Estamos decididos a contribuir a que las universidades se comprometan de verdad con nuestro país, que la formación que ofrezcan a sus estudiantes no sea solo profesional, sino también, y sobre todo, ciudadana. Asimismo, esperamos que permita inaugurar formas de convivencia basadas en el reconocimiento y no en la estigmatización, ya sea desde un proyecto de responsabilidad social o desde un aula de clases. Por ello, es necesario tomar conciencia de las diversidades y asimetrías en las que hemos nacido para, en un futuro, cuando seamos profesionales, contribuir a que nuestro país sea un lugar más justo y digno.