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Voces RSU | Indiferencia ciudadana y la crisis educativa

Lars Stojnic Chávez
Docente del Departamento de Ciencias Sociales y Jefe del área de Formación e Investigación Académica DARS

La  actual crisis educativa nacional —sería una irresponsabilidad denominar nuestra actual situación educativa de cualquier otra manera— no tiene su origen en algún suceso de origen natural, sin embargo, al igual que lo que vivimos en el Perú hace unos meses a causa de las fuertes lluvias, ha adoptado el carácter de desastre debido a razones similares. Una de ellas es la indiferencia ante la situación estructural de precariedad de nuestro sistema educativo. ¿De las autoridades nacionales? ¿De las y los docentes? Quizá sí, quizá no. Pero en este caso, me refiero a la indiferencia que cotidianamente demostramos usted y yo.

Una de las conclusiones del Informe Final de la CVR sobre las causas del surgimiento y la intensidad que cobró la nefasta época de violencia política que vivió nuestra sociedad entre 1980 y el año 2000, fue la indiferencia de amplios sectores de la ciudadanía peruana —principalmente urbana— con respecto a la desolación que miles de conciudadanas y conciudadanos sufrían cotidianamente. Esta es una conclusión que, aunque no ha sido tan visibilizada como otras, en mi opinión es sumamente relevante para comprender cómo es que situaciones conocidas y recurrentes de nuestra cotidianeidad política, social y hasta ambiental, se convierten en desastres que colocan en situación de vulnerabilidad a ciudadanas y ciudadanos peruanos, como usted y como yo (en este caso a estudiantes que hace semanas no tienen acceso a la escuela, a sus familias y a las y los docentes de educación básica regular).

Es una conclusión fundamental, en tanto da cuenta de que la ciudadanía en democracia —queramos reconocerlo o no— tiene el poder de legitimar nuestras formas de organización política, así como nuestra convivencia socio-política, reproduciendo sin cuestionar lo que sucede a nuestro alrededor o incidiendo en transformar aquello con lo que no estamos de acuerdo. En tal sentido, sí, evidentemente la actual crisis surge como consecuencia de las decisiones u omisiones tomadas por el actual gobierno, por el actual Congreso, por las y los actuales líderes gremiales —y así también de quienes en el pasado ocuparon dichas posiciones—, pero no nos engañemos, no solo es responsabilidad de ellas y ellos, sino también es su responsabilidad y la mía.

Entre otras razones, por habernos creído el cuento de que el problema actual tiene un carácter solamente técnico, cuando principalmente es de carácter político. No porque le corresponda a las autoridades políticas resolverlo, sino porque tiene a la base cuestiones fundamentales sobre nuestra convivencia socio-política y que, por tanto, tiene influencia directa en nuestras vidas. Por ejemplo, con respecto al debate sobre los sueldos que perciben las y los docentes, ¿nos hemos detenido a preguntarnos si es que hay algo más detrás de la demanda por dicho incremento? Si usted, o yo, somos de quiénes están de acuerdo con frases como “por 200 soles hacen huelga”, probablemente no hemos hecho el esfuerzo de cuestionarnos si detrás de dicho reclamo —evidentemente importante en la vida de cualquiera, incluida la suya y la mía— hay quizá también una demanda de valoración y reconocimiento público, aspecto indispensable para el ejercicio de una ciudadanía integral en democracia. Y, probablemente, tampoco nos hemos cuestionado si nuestro bienestar —material y simbólico— está lo suficiente seguro, en tanto es evidente que en nuestra sociedad el bienestar de algunos puede no ser tan relevante como el de otros.

En la antigua Grecia el término idios denotaba a quienes, aislados en su esfera privada, eran indiferentes ante la cotidianeidad de lo común y compartido, probablemente quizás por su poca conciencia sobre cómo el bienestar de uno está interconectado con y es interdependiente del de todos. Considerando esto, y con todo respeto, permítame preguntarle, ¿qué tan idios somos usted y yo por mantenernos indiferentes, al no cuestionar activamente las razones que reproducen la precariedad de nuestro sistema educativo y la situación de las y los docentes en el Perú (entre otros aspectos importantes)? ¿Qué tan idios somos usted y yo por, más allá de estar o no de acuerdo con sus demandas, no cuestionamos la importancia de que ellas y ellos sean públicamente reconocidos, de igual forma que usted y yo estoy seguro queremos que se reconozca nuestra identidad ciudadana en democracia?

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