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Ver ubicación en Google MapsHace años que queremos trabajar el tema de la mujer y no lo hemos hecho. Llevamos siglos de retraso.
Sucede algo muy curioso y es lo siguiente: venimos hablando mucho del rol de la mujer en nuestra sociedad. Y hemos hecho pocas cosas por ellas. A mí me dejó helado cuando en 1994, en una de esas conferencias que llaman la atención de todos y de ninguno, se declaró solemnemente que las mujeres tenían el mismo valor que los otros humanos. No eran menos. Ni más. Eran tan valiosas como la gente con la que uno se encuentra todos los días. Han pasado veinte siglos para que la humanidad pronunciara una verdad que existía todo el tiempo. Parece mentira. Cómo es posible que en nuestro mundo tan desarrollado y radical, recién después de veinte siglos uno se da cuenta que estos seres que llevan más de cien siglos de convivencia descubran que son iguales en dignidad.
Parece mentira que la humanidad se haya demorado tanto tiempo en abrir los ojos. No es que las mujeres hayan estado lejos de los varones, sino que sencillamente no se les tomaba en cuenta ni se les valorizaba como se debería.
El Perú es un país en el que la falta de reconocimiento es notoria, ha hecho una separación de las dos dignidades, de modo tal que uno es el que manda y extorsiona al otro. Se da por hecho que el varón es superior. Hace poco hemos visto cuadros irritantes de maltrato a las mujeres, además de la irritante falta de sentido común de los miembros del poder judicial, incluso de mujeres incapaces de dar verdaderos fallos.
Gracias a Dios que nos hemos irritado ante tanto desvarío y se ha convocado a una marcha por la dignidad de las mujeres y se espera que todos nos unamos a esta necesidad, que si bien no podemos reparar el mal hecho, por lo menos no sigamos hundiendo cada vez más la dignidad de quienes son parte de nosotros mismos y dignas de todo nuestro aprecio y valoración.