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Como parte de la iniciativa Campus Sostenible, impulsada por la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS), se viene realizando un estudio sobre la huella de carbono corporativa generada en el campus. Dicho estudio está siendo ejecutado por investigadores de la Red Peruana de Ciclo de Vida y Ecología Industrial (Pelcan) de la PUCP. Conozcamos los avances de este proyecto.
La PUCP, en su compromiso con los desafíos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, se encuentra desplegando una serie de esfuerzos con miras a reducir el impacto ecológico de las actividades realizadas en la Universidad. La estrategia institucional que los convoca y articula es Campus Sostenible, impulsada por la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS).
Para reforzar esta iniciativa se realizaron, este año, los Cafés Sostenibles. Estos espacios de encuentro reunieron a los actores involucrados, tanto académicos como de gestión, para discutir, coordinar y exponer los avances de las acciones de sostenibilidad que se vienen trabajando.
El quinto café, llevado a cabo en septiembre, presentó los resultados preliminares del estudio de la huella de carbono PUCP. Esta medición, encomendada a la Red Peruana de Ciclo de Vida y Ecología Industrial (Pelcan), se encuentra en proceso, y tiene como objetivo actualizar, después del estudio previo realizado en el 2016, la medición de la producción de gases de efecto invernadero en el campus.
¿Qué es la huella de carbono?
La huella de carbono es un método que permite calcular las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que emite, directa o indirectamente, un sistema. Este estudio posibilita implementar mejoras que contribuyan al mejor uso de los recursos, para así disminuir costos y, al mismo tiempo, generar menos impactos ambientales.
«Existen tres maneras para medir la huella de carbono. La primera es a nivel país y tiene una metodología específica. La segunda es la huella de carbono corporativa, regulada por la normativa ISO 14064-1, y es la que estamos aplicando en este estudio para la PUCP. Y la huella de carbono de producto, que es con la que más trabajamos nosotros como grupo”
Ian Vázquez-Rowe, director de Pelcan e investigador del INTE-PUCP
El primer estudio de huella de carbono PUCP, también encomendado a este grupo de investigación, se midió en el 2017, con datos del año 2016, arrojando resultados relevantes que permitieron que se tomen acciones con el propósito de mitigar algunos de los impactos generados por los GEI.
Era momento de actualizar este estudio y fue así que se inició la nueva medición que se viene trabajando desde junio de este año y que estará lista a inicios del 2024.
Midiendo a la PUCP
Para llevar a cabo esto, se realizó un detallado levantamiento de información e identificación de procesos.
“Nos acercamos a varias unidades de la Universidad para obtener información relevante como consumo eléctrico, consumo de grupos electrógenos, uso y reposición de materiales, aires acondicionados, entre otros. Luego, recogimos información indirectamente relacionada con la PUCP como el traslado de empleados y alumnos de la casa al campus, viajes en avión al extranjero, y datos de proveedores en materia de compra de materiales y equipos”, explica el coordinador de Pelcan.
Es así que la metodología para medir la huella de carbono corporativa, que es la que se viene aplicando para la PUCP, se fragmenta en hasta seis categorías, que van desde las emisiones de GEI directas hasta la más indirectas:
De acuerdo con el investigador, el estudio de huella de carbono, a septiembre, ha recogido datos de categoría 1 y 2, y las demás están en proceso de recojo y análisis.
Algunas conclusiones
Sin embargo, a pesar de que la medición no está terminada, hay algunos hallazgos a considerar que se desprenden de la data analizada.
Por ejemplo, como parte del estudio se eligió medir los años 2019 y 2022. “El 2019 fue un año de normalidad antes de la pandemia y el 2022 fue el año de transición de la virtualidad a la presencialidad. Lo que vemos en el análisis es que en los primeros meses del 2022, donde el campus estaba prácticamente vacío, el consumo eléctrico tiene unos componentes que no dependen del número de estudiantes o empleados en el campus. Entonces, a priori, las estrategias de concientización al profesor, como que apague la luz al irse, no parecen tan ventajosas. Yo creo que deberíamos analizar más cuáles son las cosas de base que están operando como laboratorios, alumbrado nocturno, aires acondicionados, etcétera. Hay muchos componentes a analizar con calma para ver cómo se puede hacer una minimización más integral”, finaliza el doctor Vázquez-Rowe.