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Voces RSU | #NiUnaMenos desde el bloque estudiantil: tarea aún pendiente

Micaela Giesecke Chero
Estudiante de Sociología

La indignación ante la impunidad del sistema judicial con las sobrevivientes de situaciones de violencia de género nos reunió a casi 60 mil personas en un grupo de Facebook. Vernos reflejadas en los testimonios compartidos generó una cadena de sororidad que rescató de nuestros cuerpos recuerdos de violencia y rabia contenida. Era el signo de que algo estaba cambiando. Comenzamos entonces a auto organizamos desde distintos espacios para debatir democrática y participativamente en torno al #13A.

El grito unísono y plural de #NiUnaMenos retumbaba a nivel nacional, en todos los departamentos, desde el nivel individual hasta el colectivo, con movimientos y organizaciones feministas, barrios, centros laborales, sindicatos y centros estudiantiles (colegios, institutos, universidades, entre otras). Muchas mujeres, y también hombres, nos reunimos para debatir en torno a nuestros objetivos y organizar acciones que movilicen al país con la misma consigna: visibilizar y denunciar que hemos sido víctimas de violencia a lo largo de la historia, pero que estamos hartas y luchamos contra ello. Así, diversos centros de estudio, entre otras organizaciones, nos pusimos de acuerdo para protegernos en colectividad, estar vigilantes y manifestarnos en contra de la violencia ejercida hacia las mujeres dentro y fuera de nuestros espacios educativos.

Por nuestra parte, en la PUCP realizamos acciones para convocar al #13A con la convicción de que somos capaces de transformar nuestras prácticas cotidianas en aras de vivir sin violencia en sus diferentes formas (física, sexual, psicológica, simbólica, entre otras). Todo ello contemplando nuestra diversidad, es decir, respetando nuestra identidad de género, orientación sexual, etnicidad, edad, clase, nivel educativo, capacidades diferentes, entre otros factores. En nuestra universidad se viene trabajando desde hace décadas por posicionar la agenda de género, así como por visibilizar y erradicar la violencia que ejercen contra nosotras compañeros y otros miembros de nuestra comunidad, dentro y fuera del campus universitario. En ese sentido, es necesario que se tomen en cuenta los pedidos que se vienen haciendo a las autoridades y a la comunidad. Así también, esperamos se acojan aquellas demandas que pudieran surgir más adelante, en el camino hacia la construcción de una sociedad justa y libre de violencia machista.

Por todo ello, si tocan a una estudiante, profesora o trabajadora de la PUCP; nos tocan a todas. No más violencia, silencio e impunidad. Estamos organizadas, vigilantes y dispuestas a cambiar la realidad. Lo venimos demostrando y lo seguiremos haciendo, ya sea desde las aulas, en nuestra producción académica, en nuestros proyectos, en las calles, en nuestras interacciones cotidianas y en nuestra forma de vivir. Es nuestro deber y derecho como ciudadanos/as y estudiantes trabajar por ello, pues somos agentes de la transformación social que queremos ver. Aunque el camino hacia la construcción de una sociedad justa y libre de violencia sea largo y difícil, lucharemos por ella.

Un especial agradecimiento a Fanni Muñoz Cabrejo, docente de la facultad de Ciencias Sociales y Directora de la Maestría de Estudios de Género, por su colaboración en la elaboración de esta columna.

 

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