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Reflexiones de Gastón Garatea | Lo que debemos saber acerca de Sendero Luminoso

En estos días se dice mucho que los jóvenes no saben nada de Sendero Luminoso y que no tienen idea de lo que sufrimos los mayores durante los años de terrorismo. Yo no creo que sea tanto, pero algo de verdad tiene la afirmación. Vivimos una especie de locura colectiva por el miedo que nos causaba la explosión de bombas y los muertos frente a lo que vivíamos todos los días. Las víctimas fueron muchas, demasiadas, y casi todos los peruanos tuvimos un amigo o un pariente que fue lastimado por el terrorismo o por el antiterrorismo tan salvaje como el que se quería combatir.

Los mayores recordamos algunos hechos realmente espantosos como fue la muerte de la señora Moyano en Villa el salvador, la bomba de Tarata en Miraflores y otras cosas de ese estilo. Junto a eso la matanza de Accomarca, Cayara y otras perlas más que nos dejaron los militares. La mayoría de nosotros conversamos mucho sobre lo que pasaba y pudimos tener una opinión más o menos formada sobre lo que ocurría día a día.

En esos tiempos nadie pudo negar haber sentido algún efecto del terrorismo y tratar de sacar la cara en medio del dolor y la inseguridad. Llama la atención lo rápido que se nos ha olvidado y lo descuidado del país frente a acontecimientos tan salvajes como los que hemos vivido: miles de muertos, heridos, gente que se quedó sin trabajo y con muchas secuelas de temor. Pero lo más grave ha sido la desconfianza que se sembró entre los peruanos mismos. Y de esto aún no nos recuperamos. No somos los únicos, pues en Chile, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Colombia pasan cosas similares.

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