Reflexiones de Gastón Garatea | La indiferencia educativa nos lleva a grandes errores

En estas últimas semanas nos ha tocado ser testigos de cosas realmente espantosas: violaciones y muertes por una violencia desorbitada.

El tema de las relaciones sexuales es un tema antiguo entre nosotros que no tiene una explicación en nuestro medio. Durante los tiempos del terrorismo, los soldados (es decir, los agentes del estado) nos mostraron súper abundantemente los excesos a los que no se puede llegar. Y sólo nos hemos quedado en los comienzos de los análisis que deberíamos haber hecho, pero de todos modos tenemos que decir que hay algo importante que investigar. No podemos callar frente a algo tan importante que nos deja una estela de feminicidio que marca nuestro país de una manera inhumana.

La solución legislativa ya apareció y se quieren modificar las penas hasta llegar a la pena de muerte. Todos sabemos que ésa no es la solución, pero nos gusta darle vueltas al tema.

El otro asunto que tenemos encima de nosotros es el de las muertes violentas que hay entre nosotros. En estos días hemos llegado al extremo de que una mujer de apenas 22 años ha matado a dos personas en menos de una hora. Lo ha hecho con una gran frialdad y dice que no recuerda nada de lo que hizo.

Nos hemos quedado horrorizados con lo que ha pasado. ¿Cómo es posible que haya gente entre nosotros que no tenga el mínimo respeto por la vida de otros?, ¿cómo es posible que no tengamos respeto por la integridad femenina?

El asunto no es únicamente poner sanciones mayores, sino fundamentalmente hacer algo para que esas cosas no broten del interior de los peruanos y esto es un asunto educativo. Se pone en cuestión toda la mística educativa (que tiene poco de mística) y nos quedamos con un país que se mueve entre las sanciones, pero sin ninguna posibilidad de crecimiento entre humanos.

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