Reflexiones de Gastón Garatea | La altura y la distancia

La experiencia humana nos va mostrando que para poder ver bien y entender lo que tenemos delante de nosotros tenemos necesidad de altura y distancia, pues cuando estamos muy cerca y muy al ras del suelo no somos capaces de distinguir con claridad las cosas en su verdadero sentido y dibujo.

Así por ejemplo, en el mundialito de El Porvenir(campeonato popular que se juega en las calles del barrio de El Porvenir en La Victoria) la gente que se ha peleado por estar al borde de la cancha no tiene una visión objetiva de lo que se está jugando: se tapan entre ellos, no saben bien cuánta gente hay, a cada rato cuando la pelota sale se descompone el cuadrilátero. En cambio, los vecinos que miran el partido desde sus ventanas o balcones, tienen una visión más amplia y completa del partido. Tanto es así que se las arreglan para ponerle precio a los asientos que acomodan para los aficionados que asisten en un número increíble.

Nosotros estamos mirando en el Perú una sucesión de acontecimientos que no nos dejan tranquilos: coimas, robos, asesinatos, usurpaciones y mil cosas más. Se han venido en una cantidad espantosa que no nos dejan siquiera opinar. Y sin embargo, tenemos la obligación  de opinar para tener una ubicación honrada en nuestro mundo. No se trata de no ver, sino que se trata de ver bien para opinar bien. Es verdad que en determinados momentos uno se cansa de tantas cosas, pero es indispensable tener opinión. Lo contrario sería quedarnos como simples observadores sin arriesgar nada de parte nuestra. Lo que la sociedad nos ha entregado nos exige tener una opinión bien formada para poder opinar de tal forma que ayudemos a nuestra gente a poder ubicarse bien en la patria.

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