Reflexiones de Gastón Garatea | Tenemos que creer en lo que hacemos

Muchas veces nos encontramos con una cantidad de gente que trabaja y no cree en lo que tiene que hacer. Lo hace porque tiene necesidad de un sueldo o por lo menos de tener algo que hacer. Lo peor es que muchas veces se trata de gente joven. Y la vida nos va mostrando que los años más importantes en cuanto a nuestros entusiasmos son los años de la juventud.

Muchas veces nos preguntamos ¿por qué los jóvenes de ahora no tienen entusiasmos de los jóvenes de los años 60? Se puede decir muchas cosas pero lo clave es que no son entusiastas porque nadie les contagio su entusiasmo. En los 60 se quiso cambiar el mundo, pero no se dio un testimonio de coherencia que dejó más preguntas que respuestas. Los tiempos han pasado y éste es justamente el tema que no se acepta: se dice una cosa y se vive otra. Y es verdad que nadie está contento con lo que dice si es que no lo vive. Palabra y acción tienen que ir juntas. Las dicotomías no sólo molestan sino que nos dejan vacíos.

Pero hay lugares en los que estas posturas tienen mayor importancia que en otras. Por ejemplo en las instituciones relacionadas con la educación como son por ejemplo los colegios y universidades. En estos lugares tenemos que distinguir entre formación e información. La información tiene que estar actualizada siempre para poder tener una visión real de la situación en que se vive. No podemos dar sólo una visión histórica de lo que acontece, sino que es indispensable que demos también una interpretación de la realidad.

La formación supone la información pero no es lo mismo. Muchos lo piensan y no se dan cuenta que para que la información sea útil se necesita un lugar en el que individuo o grupo sepan dónde anidarlo. Allí se va a procesar y servirá para poder actuar en la realidad con pie seguro y esperanza de buenos frutos. De lo contrario es otra frustración más.

Pero las cosas no se producen por casualidad. Si tenemos que entusiasmarnos con lo que hacemos tenemos que ir preparándonos cada día un poco más. Tengo que actualizarme, profundizar en lo que estoy, tratar el tema con mis colegas y mirar cómo quiero cambiar el futuro. Es decir, que tengo que ser una persona en plena embullición, responsable del futuro que queremos vivir juntos.

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